Primer casamiento civil
Aunque la cita para ese caluroso lunes del 5 de enero de 1948 era para las diez de la mañana, ya desde temprano se había reunido un grupo en la esquina de Urquiza y 25 de Mayo.
La antigua panadería de Félix Barreto ahora lucía remozada y con las paredes recién blanqueadas y en su frente, sobre la puerta de acceso, un lustroso escudo con el rótulo de Registro Civil.
La ceremonia comenzó poco después de la llegada de los contrayentes, una joven pareja proveniente de la zona rural que se ubicó con los testigos frente al gran escritorio en las pocas sillas mientras el resto de la concurrencia permanecía de pie llenando la estrecha sala.
El juez designado unos meses antes era Domingo Alcalá Luchessi, cuya cara de joven daba menos que los treinta años que tenía, pero su impecable traje y su aspecto severo le daba un aire formal al acto. A su lado el Secretario, Raúl Montiel, le alcanzaba un voluminoso libro de actas.
El inexperto oficial público, tratando de acomodar sus nervios de novato, comenzó a leer: «Estamos aquí para unir en matrimonio a José Dadona y a Inginia Clementina Grosso…” y continuó leyendo los datos consignados en aquella primera hoja del tomo uno, folio uno del acta número uno.
Luego, enumeró los derechos y deberes de los matrimonios y, para concluir, preguntó a los novios sobre su voluntad de contraer matrimonio. Los testigos allí presentes, David Krupnik y Bautista Giordano, firmaron el acta para dar fin a la primera ceremonia realizada en el nuevo Registro Civil de la Villa.
Con aquel acto se daba fin a más de cuarenta años de trastornos y molestias que implicaban tener que trasladarse de la Villa hasta la población más cercana, en ese caso María Grande, para los trámites legales.
El registro de los nacimientos y defunciones estaba resuelto en la comarca desde 1905 con la creación de las Alcaldías, pero no los casamientos o la obtención del documento de enrolamiento.
En ese momento gobernaba Héctor Domingo Maya, un radical Yrigoyenista que había formado parte de FORJA y que gestionaría la provincia entre 1946 y 1950. Ya se había iniciado para entonces la construcción de centenares de kilómetros de pavimento, la erradicación del flagelo de la langosta, el fomento de la educación y la salud con decenas de escuelas, hospitales y viviendas y la larga tarea de completar la estructura administrativa y jurídica de la mayoría de las poblaciones que crecían por todo el territorio.
En el caso de Villa Hasenkamp, fue la ley N° 6593 del 22 de octubre de 1947 que ordenaba la creación del Registro Civil, Juzgado de Paz y Oficina Enroladora y que ahora se hacía efectiva dando inicio a su actividad de registrar y legalizar los nacimientos, los matrimonios y los fallecimientos.