Comercios

Chantecler

El Whippet ingresó haciendo resonar sus 6 cilindros de 40 caballos por la calle polvorienta de ingreso a la Villa. Luego de unas cuadras dobló por la calle Eva Perón, que así se llamaba en aquel año 1954, y estacionó junto al Hotel Italiano enfrente de la nueva Farmacia Ferro.


Versión convertible del Wippet 29 de la fábrica Willys-Overland Crossley

Un joven alto, rubio y de ojos azules, con impecable traje bajó del convertible tarareando el viejo tango cuyo nombre “Zorro gris”  se podía leer en el lateral del auto. Tango que cantara Gardel y que ahora había puesto de moda la voz casi barítona de Oscar Larroca con la orquesta de De Angelis.

“Y cuando llegue en un día

a tus dolores el ansiado fin,

todo el secreto de tu vida triste

se quedará dentro del zorro gris…”

El elegante joven, que sacó una pequeña valija de cartón del baúl, era Clementino Gallo, un comerciante que tenía una zapatería en Viale y que, luego de recorrer varias localidades, había decidido instalar una sucursal de su negocio en Hasenkamp.

Un pibe de unos diez años que hacía de cadete lo recibió y le llevó la valija hasta la habitación mientras el viajero se detenía a saludar al dueño y actual regente, don Lorenzo Acedo, un español de Navarra que había reemplazado a Francisco “Queco” Pasutti en la explotación del Hotel. Por visitas anteriores este le había indicado que había un salón en alquiler en la esquina de las calles Justicialista y Diagonal Juan Domingo Perón que eran propiedad de Ercilio Cortez, justo enfrente al Bar El Argentino.

Arreglado el alquiler, el joven Gallo abrió las puertas de su zapatería y, fiel a su amor tanguero, la llamó “Chantecler”, en honor al mítico cabaret porteño de Paraná al 440, casi Avenida Corrientes donde D’Arienzo era el Rey del Compás.

Para la atención de su nueva sucursal llevó a su cuñado Irides Retamar y al jovencito Carlos Acedo, hijo del dueño del hotel. Todas las semanas llegaba desde Viale trayendo cajas de calzados para proveer al local y se alojaba un par de días en el hotel.

En un comienzo fue una zapatería exclusiva para caballeros, que ofrecía el calzado “Merito”, de cuero, suela y taco, acordonado, en sus colores tradicionales negro y marrón.  Con el tiempo se sumaron los zapatos para damas.

Aunque el joven Clementino Gallo concurría a algunas de las actividades sociales de la Villa, su participación más activa se desarrollaba en el Club Unión de Viale, del cual llegó a ser presidente, y en donde demostraba sus habilidades de eximio bailarín y su pasión por el tango en cualquier reunión danzante.

Centro Comercial de Viale. Celestino Gallo es el que asoma la cabeza de los sentados en la mesa. De pie con pañuelo al cuello está su cuñado Irides retamar

También le gustaban las apuestas y la buena suerte lo acompañó y ganó un gran premio de la lotería, lo que le permitió mejorar sus locales agregando la venta de otros productos.

El negocio iba viento en popa, pero la suerte se puso esquiva y su joven dueño comenzó a padecer una cruel enfermedad que lo empujó a la muerte a los 38 años.

Cuando se esposa no pudo hacerse cargo, la zapatería Chantecler quedó bajo la administración de su hermano Irides Retamar. El niño ayudante, Carlos Acedo, ahora con veinte años se fue a trabajar con su madre en un negocio de artículos para el hogar en un local justo enfrente a la zapatería.

Irides Retamar, casado con Irma Erlich, vivió un tiempo en el Hotel, luego alquilo una propiedad en calle Ramirez, trayendo de Viale a su esposa y dos hijos pequeños, Omar Ramón y Darío Rubén, en Hasenkamp nacería su tercer hijo, Luis Oscar.

Con la muerte de su dueño, la zapatería entró en una decadencia irremediable hasta que cerró sus puertas en los años 70. Irides Retamar se ausentaría de la Villa en busca de trabajo, junto a su hijo menor Luis, Omar ya casado se quedaría en la Villa y Darío se radicaría en Misiones.

Sobre la esquina de la calle Justicialista y diagonal Domingo Perón resonó en la radio la orquesta de Juan D’Arienzo con la voz de Jorge Valdez como diciéndole adiós a la moderna zapateria Chantecler y a un breve tiempo feliz.

Te redujo a escombros la fría piqueta

y al pasar de noche mirando sus ruinas,

este milonguero se siente poeta

y a un tango muy triste le pone sordina.

Hoy ni ella está en la sala,

ni tampoco entro yo al cabaret,

se vinieron abajo tus galas

bullanguero y cordial Chantecler.

La calle Eva Perón es hoy calle Urquiza, la calle Justicialista es Domingo F. Sarmiento y la Diagonal Domingo Perón es hoy Diagonal Libertad. Los nombres colocados por el gobierno constitucional de Isidoro Méndez fueron prohibidos por el Golpe de Estado de 1955 y los nombres actuales, colocados por el gobierno municipal de facto designado por la Intervención Militar de la Provincia.

2 Comentarios

  • Olga Noemí gallo ,hija de clemente gallo

    Quiero comunicarme con usted que tan bien describe a todo lo que realizó mi querido padre y mandarle una foto de el junto a mi madre y a mi ,muchas gracias yo tenía 10 años cuando el falleció

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